Los 10 de agosto de todos los años son siempre especiales, y lo son más desde que en 2015 un león muriese por culpa de un hombre que tan solo quería sus dientes. Así fue y es la terrible realidad que vive esta especie felina que está en peligro de extinción debido a la caza furtiva de los seres humanos y al cambio climático.
El león que dio fecha a este gran día fue el león Cecil, en 2015, a cambio de ser la presa de un dentista estadounidense de 60 años que lo único que quería era divertirse. Lo cazó gastándose 50.000 euros en Zimbabwe. El león es catalogado como el rey de la selva y su estancia en la tierra ha descendido un 40% en las dos últimas décadas por culpa de personas que cazan por diversión.
Su hábitat también está siendo perjudicado, por lo tanto, un animal carismático, imponente, dominante y con una envergadura respetable, está siendo rechazado por la humanidad. Este tipo de especie está en "vulnerabilidad" de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Cómo vive el rey de la selva
Los leones dependiendo el género tienen una vida totalmente distinta. Son plenamente carnívoros, es decir, solo se alimentan de carne. Conviven en lugares llanos y abundantes de pasto. Tienen una esperanza de vida de 15 años y conviven en manada, aunque los machos se independicen al conseguir su madurez, las hembras no se separan en toda su vida. Son las encargadas de cazar mientras que los machos son los primeros que devoran a sus presas.
Sus rugidos son muy característicos, tienen una fuerza de onda de hasta ocho kilómetros, se comunican mediante rugidos, avisan con este tipo de comunicaciones y en un radio de 250 kilómetros su territorio está marcado habitualmente con orina. El 10 de agosto se ha convertido en un homenaje a Cecil, por todas las pieles, dientes, carne y huesos que se han obtenido con fines comerciales y pasatiempos.
Fuente extraída de : Marca.com
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